lunes, 30 de noviembre de 2009

Ser y tener

Esto del ser y tener (ser bloggera, tener un blog) me recuerda a mis peripecias para que un chico se me acercara y yo pudiera tener novio. "Ser" novia de y "Tener" novio eran mis flancos débiles y yo hacía todo lo que estaba a mi alcance para concretarlo. Una vez llegué a inventarme una historia, que el cadete de un instituto de computación me había sonreído una vez y con esa sonrisa había querido decirme "me encantás y quiero verte alguna vez más en mi vida, ¿te gustaría salir conmigo para después ser mi novia y luego ser mi esposa y tener muchos hijitos? Dale, dame tu teléfono y yo te paso a buscar. ¿Te gusta el cine? A mí me encanta Win Wenders", pero no se había animado porque era tímido y no sabía cómo iba a responderle yo.
Entonces lo llamé. Fueron varias veces hasta encontrarlo, ya que era difícil porque era cadete, de aquí para allá. Cuando lo encontré en el teléfono le dije que me parecía que estaba atrás mío (¿seguirá diciéndose así?, es decir, que yo le gustaba) y que si le parecía bien lo pasaba a buscar,
- Ah, no sé, ¿quién decís que sos?
Cualquier ser mínimamente cuidadoso cortaría la comunicación en ese mismo instante.
Pero yo no, como me gustan los riesgos, seguí adelante.
Y me fui a buscarlo.
Y tuve unas cinco cuadras de novio para mí solita, desde Bernardo de Irigoyen y Estados Unidos hasta Bernardo de Irigoyen y Belgrano.
Sin sentido.
Cuando nos despedimos, él se volvió a trabajar. Y yo me di cuenta que tenía que volver sobre mis pasos a tomarme el 84.
Y lo seguí de nuevo, aunque retrasando mis pasos y leyendo el diario por si él se daba cuenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario